A las 17 hs de Italia, las 12 hs de Argentina, Wanda Nara llegó a los Tribunales de Nápoles montando su fastuoso Lamborghini deportivo descapotable de color rosa. Junto a ella, pero en una camioneta negra, sus inseparables amigos la acompañaron para hacerle el aguante. Era el momento del tan esperado cara a cara con Mauro Icardi, para la segunda audiencia de divorcio.
Mauro llegó un poco más tarde y dicen que el encuentro dentro del palacio de Tribunales, que duro cerca de tres horas, fue un verdadero infierno. Las informaciones son cruzadas y picantes. Dicen que Wanda le habría pedido a Icardi una compensación económica mensual y que su “casi ex marido” no habría podido presentar pruebas de sus acusaciones, entre ellas, la de adulterio.
La estrategia de Mauro era que la justicia italiana reconociera la infidelidad de Wanda con dos jugadores. Icardi presentó sobre la mesa legal, los nombres de Federico Fazio y Keita Baldé. Pero el golpe menos esperado fue el pedido del futbolista para la tenencia completa de sus hijas, para vivir con él en Turquía y junto a su actual pareja, Eugenia “La China” Suárez.
El punto más tenso de la jornada se habría vivido durante la exhibición de los videos que demostrarían la supuesta infidelidad de la modelo con Keita Baldé, lo que generó una violenta y difícil situación dentro del Tribunal, facilitando que nada se desarrolle en un clima de paz y cordialidad.
Aunque quedan detalles contractuales por cerrar, los bienes en disputa y la posibilidad de una compensación económica millonaria, pedida por Wanda, son temas tan calientes que quema en las manos del mismo Lucifer. Por ahora, las puertas del infierno siguen abiertas y la escandalosa separación promete más capítulos.